jueves, 17 de junio de 2010

in memóriam

En este día de los Padres.


Y me preguntas... ¿si recuerdo?
Recuerdo tus empalmes
por la hora cortada de las ramas
y del fruto del café,
el color fútil de las piñas,
de las naranjas,
de las ballenas de asfalto,
la hora del silencio y del volcán.
! La hora del horizonte !

Las arremetidas al diario
consumiendo una taza de guitarras a la valenciana,
descubriendo de sus norias un trago fértil de tu voz
-con notas y ron-
por la ensenada del río
que nos vio,
que nos cobijó en dos renglones de agua y uno
de fe.
Te miré como el navegante
surcando la intemperie:
!Faro a la vista en medio de la tempestad!
Te miré como el libro abierto.
Y en cada margen tu autonomía
el Docto iletrado sin dejar un párrafo para merendar.

Y te dí un abrazo fuerte,
fuerte que se estrujaron nuestras distancias
donde nos rendimos los dos
en el ocaso... y en las vespertinas fugas
hacia la cumbre de una razón.

!Pero te escapaste!
me desligaste de tu escape,
te escapaste de mi único escape.
-¿Recuerdas?
Ahora me llevas tu la delantera.
Espérame que pronto inventaré un motivo terrenal
para estar los dos en la gloria
de nuestros escapes...
Y me preguntas... ¿si recuerdo?
recuerdo tus empalmes
por la hora híbrida de ajedrez
y el séquito de la victoria,
tertulia en los ocasos por la derrota de la luz.

La hora del silencio y del volcán de agua.
! La hora del horizonte vagando profunda en tus pupilas !

En memoria de mi Padre.
Palín, Escuintla. Guatemala.

Grand Canyon, Arizona.