sábado, 16 de octubre de 2010

La danza de la sangre



Estoy...
sin encontrarme en esos lugares exactos.
(Y en ninguno también)
Deseando obtener una muerte perfecta.
-Porque, me lastimas más y más... -
Y nada instantáneo ocurre.
Estoy recordándote por el vértice de algo.
-Existiendo en el fracaso de una obra inmaterial-
Tu imagen viste la moda del dolor
en una herida absurda y oculta.
Desangro utopías sobre una trampa real, yo diría.
Sintiéndote estoy... Amor, amor,
por la costumbre de la vida sin ti.
Hurgándome las llagas voy, para no perder la sensación del dictamen.
Mis huesos te pronuncian y se quiebran
entre rituales que te recuerdan
como una danza obscena y solitaria por doquier.
-La soledad es una línea ajena
que repta por las lagrimas de una queja masiva
cualquiera. Alguien dice.
Pero nada ocurre; nada.
-Como la sombra del vientre en un ocaso de látex
o el destino de las aguas-
prostituyendo la hipnosis del holocausto onírico,
hasta desencadenar su magia verídica
en una mar cualquiera de otro planeta.
Nada ocurre...lo sé.. Y nada significa terror.
Estoy y no, sobreviviendo.
(Besándote en mi interior)
Escurriendo lo que me duele por esa grieta
en un pacto abierto y estelar.
Adentro existe sangre hostil y perfecta ... Pero nada ocurre.
Y la nada se convierte:
en todo esto que me delata tu insuficiente desnudez.
-Los símbolos de tu cuerpo
describen mi deseo de morir por ti a cuestas
aferrándome sospechoso a la vida.
Y nada ocurre en esta imaginaria vida ...
Nada estelar, ...
(Estoy sin encontrarme en esos lugares exactos)
 
Cincinnati, Ohio.