miércoles, 10 de noviembre de 2010

platea del sismo



Nunca podré olvidarte
tal vez. -creo-
Y no es desconcierto que en naturaleza de argumentos
unas lágrimas ahí asomen por el iris melancólico de este día.
Y con disimulo caigan en estos versos;
refrescando lo árido de mis memorias.

Nadie puede culpar que sienta,
ni suprimir ese instante por completo;
más despierta en mí toda esa voluntad de indiferencia ante un hecho que acosa
cierta parte obvia del recuerdo.
-Tocante a esa inapelable historia-
Y si alguien con apático énfasis
me dice: La tristeza es esa imperfección
del alma que no deja ser feliz completamente.
El día que mi mente se quede en blanco
y el sístole de mis vivencias se detenga.
Entonces diré: "Alcancé la perfección."
Nadie puede culpar que sientas.



Cincinnati, Ohio.