viernes, 17 de diciembre de 2010

afonía del espacio ( en navidad )

  Cae un silencio
escoltando la brisa.
Enmudecida de trinos,
callada de hojas.
Nieve y copos resbalando incipientes en cornisas.
- gélidos despojos-
Apaciguando la hierba que yerta se moja-

Entra una luz grisácea
por la hendidura de techos
desgarrando afonía al espacio.
-Delicadeza y premura
cuál hoja de acero afilada
exclamando agonía-

Cantan los pasos sonoros
y el mullir de la nieve,
quebrando la tarde en repliegues;
acicalando un frío cobarde.

Soplan los vientos helados
al sentir el invierno en sus venas
silbando entre élites que bufan.
Atizando un fuego que no arde.

Milwaukee, Wisconsin.

sábado, 4 de diciembre de 2010

puerta al vientre



Confesar nos es debilidad.
Solo es cosechar sin fruto en su ausencia.
Y tal vez , bajar telarañas del techo cuando comunicamos un dolor en letras y un sabor amargo a cualquier hora.
Es escribir sin que se acabe la necesidad
de exponer lo que nos pasa, cuando se le extraña a ella.
Es murmurar en símbolos
para asiduos lectores adictos al drama textual.
Confesar: Es remedar mensajes entre líneas
para los que leen entre comillas
y escuchan quedito lo visual de la voz: de una tinta en vida.
Es aguja que cose la sumisa herida
de cualquier malversa envestida, corrigiendo despechos después del avalúo. Tocar la puerta falsa del desvarío cuando nos dejan por ahí un descontento esas separaciones sin costura.
Es una costra que nos cubre en transición
de noche y día por la casa.
Donde la cama es un liquido incipiente que cura lo vulgar del instinto.
Donde se descansa el deseo afrodisíaco
al desmembrar los cuerpos de la vestimenta sexual.
Donde nos revolcamos por las sabanas del texto
hasta el extremo sensual de esos días. Emulando frases del corazón
que nos quitan la cáscara de humilde y nos indican algo; después de hacer nuestro último recuento de intimidad...
Confesar:
Es exponer el caos y asegurar la victoria de exponernos ausentes por casualidad, basados en desuniones idénticas.
Expeditando eso que nos consume
y reintegrarnos al revelar la exacta vena que desangra.
Es la razón y el músculo que me unen al hueso del recuerdo inusual cuando ella ya no está.
Aunque mis letras la persigan por ese vacío consonante sin importar.
-Lo que pasa al voltear la esquina-

Es la replica de las vocales que me dicen
de que te preocupas si ya no es tuya en texto y orgullo. Yo digo:
La separación es metáfora de algún modo y por toda la razón. Reclamar no significa
que lo perdido y encontrado haya sido de tu pertenencia.
Tal vez recordamos con cruel franqueza:
Que morimos como principiantes, cuando revivimos el experto pasado.
Confesar n0 es debilidad...


Milwaukee, Wisconsin.