viernes, 23 de abril de 2010

Puerta L


El tiempo tomó su cabeza,
su cerebro es un alpiste en la noria;
un enjambre de masa sicodélica junto
al arco iris de sus cejas.
El libro camina sin espacios
por el puente verbal de las líneas
para nunca regresar al polvo de sus labios.
-su voz es un plato limpio,
un árbol que arrancó de raíz la hoja equis...
El espejo del armario refleja
una lítica verdad que vive por sus ojos de cristal.
-Y el gato del vecindario
es un látigo magro que maúlla al demente callejón.

Bajo la cama, por las sabanas autistas,
por el capítulo de la almohada gris
hay un cementerio que pudre sus mentiras abreviadas.
Un café evapora fantasmas por la taza del diez.
Sus temblorosos dedos arriman un bocado de tiempo otra vez
hasta su diario de locuras;
dos aupan parpados por la intimidad.
Y.
-hay medicina sin receta para sus pelos viejos-
Mundos de nada se agrupan por el ego de los dos.

Mira por los ojos de los demás, cuando los cuadros que
perfilan
tiempo ido, tiempo inmerecido,
gente encarcelada en ídolos de sepia y papel:
sostienen fotográfica quietud…

-Su juicio es una farmacia sin puertas. ( HELP)

El tiempo tomó su encierro de piel...
bajo las letras,
bajo sus dedos,
bajo el estertor .

Los Angeles, Ca.