lunes, 22 de agosto de 2011

serenidad del neón




Si algo queda al andar, es la huella que no engaña.
El episodio inconcluso
que no voltea anverso al asirte la mano,
el adiós del neón, ese pronto de hojalata.

La tarde se fuga cómplice de los labios
porque la noche llega sin negar un beso;
es equivocadamente otro mundo a escasa luz.
Un pañuelo azul, un te quiero rosa. Una contienda interior desteñida.
El pasado no llora, ni enfrenta,
ni sueña morder la costura tierna
al tragarnos el extrañar a pedazos
sin abrirnos la historia.
Devoro distancias acapela y llego al extremo de la serenidad
sin ti...
Pasa el hielo a volar la paja
que se esconde en una mirada ajena.
El guiño del ave que rebusca su anhelado nido.
El viento en verano aunque jure que el estrago
es una limpia rabiosa. Destello en el hueco del corazón.
La hoja desprende orfandad y muere desgajada
ahí por la secta de los gnomos injertos.

Es la época injusta que equilibra abrazos
justo en la mejor interioridad del beso desigual.
La luz pasa. El bombillo encierra los secretos de la calle a cuestas.
El tiempo alumbra con ceguedad de pintura
mi suerte... La ciudad de baquelita y la distancia.
La unidad de carne se esta muriendo
como una Camba herida a media obra sin terminar..
Yo se...
Si algo queda al abrir el trueque que no salda, es el camino desandado.
Lo real es muerte y el fracaso:
-Vivir y extrañar ... te, si algo queda antes de expirar.
Sin decirlo.


Joplin, Missouri.