
veo caer descalza la mar,
veo verticales de agua muerta
deshilando sus hilos cristalinos, descosiendo nubes.
Veo resbalar llanto de cristales
y ese líquido genérico que remoja los contornos:
de la tierra, del estupor. De la embelesada causa.
Ya nada detiene el acaecer
se desmiembran sus ojos y sus blandos párpados se remojan.
Al caer escarba el suelo con sus uñas de gotas
mordiendo los paraguas, las banquetas con sus dientes de a chorros.
Un racimo de aguas
cae maduro de péndulos, de brisa,
de él,
de monotonía de átomos, de oraciones hincadas en el lodo.
!Escucho un suicidio relampaguear!
y miro caer sus huesos transparentes.
Lebanon, Indiana.