
El día proseguía
con su baño glauco sobre las olas.
Deletrean vaivenes a cada acoso:
La rima del viento que resuena sobre el vértice
de cada vientre absuelto de promesas y encuentros.
Tu y yo.
La arena justa en su estático mundo
declara un legado a su antojo.
El sosiego de perderme entre su espuma
nos delata. A ambos.
Yo diría: -Te amo sin que nos acosen
hasta la media noche. Aun no siendo yo,
lo suficiente para unas horas.
El tiempo seguirá sin nombre de autorretrato
por el doquier del mar. Ante las olas.
Posando estamos ante el juego paralelo
de la cámara que nos hurta un instante de la vida
con anatomía incógnita de tiempo.
Y el aire sopla y sopla
todos los contornos de lo deseado,
la copla del que visita la hora acostumbrada,
queriendo deshilar su presencia en ironía y
los cuerpos.
Sin que se escape nada. De lo interno.
Y tu de mi lado.
La tarde se anunció... sin perseguir a nadie
y a todos.
San Petersburg, Florida.
"La ciudad donde brilla el sol"
03-17-2011